Hectorazzo y Paolinho, Paolinho y Hectorazzo, dos payasos, uno que es artista y otro deportista, para ser más específicos uno apasionado por el fútbol y el otro por el canto, se encuentran, se saludan, juegan, reflexionan, se pierden, se vuelven a encontrar, se despiden.
Eunice Waymon está a punto de comenzar un recital de piano en el ayuntamiento de Tryon, Carolina del Norte. Todo el pueblo ha venido a verla tocar. Sus padres, orgullosos, están en primera fila cuando les exigen quitarse para sentar al alcalde. ¿Qué está pasando y por qué?
Eunice desea con todo su corazón que el tiempo se detenga y eso sucede. Así conocerá a Nina, una misteriosa mujer, quien la llevará a un viaje a su interior para aprender que la herramienta más poderosa que tiene es su voz.
Un grupúsculo de insomnes se reúne en un departamento del cuarto piso a compartir el vino, las risas, las tristezas y algunos íntimos detalles de su catástrofe cotidiana. En una de sus reuniones, alguien menciona a un pez, uno estúpido que pensó que el aire era respirable. Todos están de acuerdo en que ese fue el primer problema y debaten sobre ese error, ese en el que un anfibio arruinó el curso de la historia, habitó la tierra y predestinó a cada humano a la ruina personal.
En la obra, ocho personajes hablan de sus soledades, miedos, pérdidas y abandonos, en un mundo en el que las relaciones no son garantía de la compañía mutua y el fracaso es la huella inevitable del contacto humano.
Una puesta en escena multidisciplinaria y multisensorial que pone en evidencia la histeria de Erika, una mujer ciega, que, a partir de enfrentarse a su más grande miedo, la soledad, se confronta con el abandono, la ausencia, la ruptura, el vacío, la pérdida y el rencor. En dicho proceso, proyecta lo que no se atreve a decir, a través de Luz Adriana, una actriz que se vuelve su voz, su rival y su perdón.
HistÉrika cuenta con audio descripción en vivo e intérprete de Lengua de Señas Mexicana (LSM).