En su Auto sacramental de La vida es sueño, Pedro Calderón de la Barca sintetiza la historia teológica bíblica de manera magistral: la creación del Universo, la caída del Ángel, la creación del Hombre, la expulsión del Paraíso, la redención por medio del Perdón y la instauración de los Sacramentos.
Simbólicamente, sugiere una aventura interior en la cual el Hombre se somete a arduas pruebas, a través de un viaje iniciático en el que enfrenta a su propia Sombra.
Un montaje multidisciplinario basado en principios alquímicos, geometría sagrada, danzas rituales, música barroca y tradicional mexicana, interpretado por 14 talentosos actores-bailarines-cantantes-instrumentistas masculinos.