Bienvenidos al blog de la página del Sistema de Teatros de la Secretaría de Cultura de la Ciudad de México, espacio que busca convertirse en un crisol de voces sobre las artes escénicas. Un foro en el que se invite cada mes a una persona para que escriba sobre el teatro, la danza, la ópera y la música, para que comparta sus inquietudes, sus análisis o sus anécdotas.
Las palabras que formen comunidad, que generen una complicidad, que detonen que alguien más escriba del acto artístico es uno de los objetivos de este “espacio vacío”, que se irá llenando de reflexiones, de puntos de encuentro, de lo que usted quiera poner.
Escenarios que ________________.
Contundente, brutal, aterrador, doloroso, definitivo o, dulce, estimulante, acogedor, divertido, pero esencialmente una experiencia que establece claramente un antes y un después; así es el teatro. Fenómeno que no pasa inadvertido en la psique de quien lo observa, acto de magia y misterio al que se acude en desnudo interior a sabiendas de que se puede salir lastimado pero cierto, o al menos esperanzado de que se saldrá tal y como se retorna de un viaje: transformado en alguien distinto al que éramos antes de ver de cerca el milagro que sólo le es dado lograr al actor. - Alegría Martínez, Así es el teatro.
En Los géneros dramáticos: una reflexión sobre su historia, compilado en Los géneros dramáticos, su trayectoria y su especifidad, Óscar Armando García puntualiza: “El teatro como expresión humana se ha hecho y se sigue haciendo. Desde las primeras manifestaciones de las que tenemos registro, los seres humanos en sociedad han tenido la necesidad de representar sus conflictos (míticos y sociales) desde una perspectiva ficticia, dentro de un elaborado proceso de desdoblamiento”. Dicha reflexión expone la importancia histórica del arte escénico, aquel que trasciende una noción de hecho aislado con duración específica para convertirse en un acto social, colectivo, algo que se convierte en “sagrado”.
De las artes escénicas se ha hablado ampliamente, de su teoría, sus escuelas de actuación, su profundo reflejo social y sus aportaciones directas a la terminología filosófica, política, sociológica y psicoanalítica, además de sus recurrentes exploraciones de recursos escenográficos, de iluminación y de vestuario, entre otros múltiples temas. Sin embargo, a cada paso, el teatro, la danza, la música y la ópera se reinventan, se transforman, buscan nuevas formas de entablar el diálogo con el espectador, con aquel que llega y se sienta a ver o verse en escena.
Esta experiencia única que confronta a un artista y un espectador en mismo tiempo y espacio, en un momento efímero que mueve todo el universo interior, es un privilegio para quienes estamos recorriendo los pasillos de los teatros, personas que observan ese “milagro”.
La famosa “cuarta pared” deja de ser de muro y poco a poco siente la escena, como apunta Alegría Martínez en su libro Así es el teatro: “ver teatro es tomar la ruta hacia el significado de los silencios, de las palabras catapultadas certeramente, de las imágenes indelebles”.
Un espectador que haya asistido el 2013 y 2014 a los recintos del Sistema de Teatros de la Ciudad de México ha tenido la oportunidad de descubrir diversos universos de formas cambiantes, de colores contrastantes, de ideas confrontadoras, de experiencias liberadoras y reflexiones que van más allá.
¿Olvidará su experiencia el joven que subió al escenario y acompañó a Daniele Finzi en la función de develación de placa por las 771 representaciones de Ícaro? ¿Cómo habrá cambiado su perspectiva de la vida la mujer que se prestaba el pañuelo con otra en una función de Incendios? ¿Habrá repensado su visión del teatro quién experimentó el laberíntico ingenio de The croquis reloaded?
Inolvidable el viernes 9 de mayo de 2014, el día que de lo balcones del Teatro llovió poesía. Aquí yace un pájaro. Una flor. Un violín. Celebrando a Juan Gelman, homenaje que reunió a Óscar Chávez, Liliana Felipe, Son de madera, César Olguín y La Orquesta Mexicana de Tango, Un colectivo de duendes y alumnos del Centro Universitario de Teatro (CUT), que inundó la calle de Donceles de fragmentos de la obra del poeta y como apuntó al día siguiente Yanireth Israde en el periódico Reforma: “Gelman era un luchador, como sus poemas desperdigados en el piso. Las escobas no sometieron el ímpetu poético.”
O, cuando Tao Dance Theater se convirtió en un suceso que cautivó a quien lo presenció. Juan Hernández apuntó: “La danza de oriente tiene la particularidad de indagar en el ámbito de lo sagrado para expresar, desde el cuerpo del bailarín, cuestiones esenciales de la existencia del hombre y su relación con el cosmos… no podemos menos que calificar de sublime el arte de esta compañía que logra, con el mínimo de elementos, una expresión poderosa del cosmos”, (Confabulario, domingo 10 de noviembre de 2013).
Todo se da cita en el teatro: la conmovedora y desgarradora (pero al final esperanzadora) historia de Kiwi, la crítica social del cabaret en Gay’s anatomy, la tragicómica historia de cuatro amigos en Más pequeños que el Guggenheim, la voz cautivadora y envolvente de António Zambujo, la reinterpretación de un clásico shakespeareano en Mendoza, la belleza de ver caer un telón hecho completamente de papel en Las cartas de Frida, las propuestas cargadas de hilarante ingenio de Seña y verbo o la cautivante propuesta de Akram Khan.
Volver a ser niño, aplaudir, cantar y reír con Luis Pescetti, maravillarse con Magifique del Malandain Ballet Biarritz, el regreso al Teatro de la Ciudad Esperanza Iris de una diosa, Cecilia Toussaint, la presencia de los últimos Cardencheros de Sapioriz o en cada una de las funciones del proyecto Teatro en Plazas Públicas. Teatro en tu barrio, que regresa las artes escénicas a su lugar de origen: una plaza.
Entrar a un foro y dejarse deslumbrar por la presencia de cuatro grandes de la actuación (Farnesio de Bernal, Ana Ofelia Murguía, Ricardo Blume y Marta Aura) interpretando una obra contemporánea rusa o ver en escena a Julieta Egurrola, Angelina Peláez y Luisa Huertas en DeSazón de Víctor Hugo Rascón Banda.
Observar el mano a mano pianístico de Héctor Infanzón y Alberto Cruzprieto o el trabajo de jóvenes egresados con 2:14 pm, del cual, Luz Emilia Aguilar Zinser apuntó: “Las voces de cuatro personajes, una madre y un profesor, suenan en un concierto de monólogos y diálogos vertiginosos... Estos egresados del CUT e integrantes del grupo El Coro de los Otros, logran una fresca interrelación y dibujo de las identidades planteadas.”
Es renovador leer en una entrevista, previa a su presentación en el recinto de Donceles, a Jaime López afirmar: “Sigo creyendo que un escenario es el lugar más íntimo que existe; cuando estás ahí arriba se te nota todo, porque aunque estés vestido estás desnudo”. (La Jornada, jueves 5 de junio de 2014).
Dejarse cautivar y sorprende por Martirio con su interpretación de éxitos rancheros al cante, escuchar De un mundo raro, Las cosas simples, Llorona y Júrame al borde de las lágrimas, o ver entrar al espectador que no sabía de Israel Galván pero que al final salió maravillado por presenciar al bailaor hacer arte: el zapateado, el cuerpo, las palmas, la guitarra y la voz unidos.
Aplaudir de pie la sinceridad artística de la Banda Filarmónica Femenil de Santa María Tlahuitoltepec que cimbró e hizo que durante su interpretación de Dios nunca muere, de Macedonio Alcalá, el público se pusiera de pie para mostrar respeto al himno oaxaqueño.
La ópera, la música, el teatro y la danza están invitadas en una fiesta que dura todo el año, que abre sus puertas para “ese milagro” tan mencionado cada noche en cada comunión entre el artista y el espectador.
Esos son los Teatros de la Ciudad de México, cuatro escenarios que transforman, provocan, enamoran, cautivan, seducen, convocan, celebran, incitan y que invitan a apropiarse de ellos. En su crítica en La Jornada del 6 de marzo de 2014 a Los corderos, Olga Harmony conminó: “Esperemos que la Secretaría de Cultura del Distrito Federal siga ofreciendo a autores y escenificaciones igualmente importantes”.