Gaîa surge a partir del caos gracias a la acción y conducción de los cuatro elementos principales. Es así como transita del Este al fuego, como una explosión de energía que desemboca en la intervención del aire como elemento integrador de la materia que se ha desprendido a partir de este primer estadio. Luego esta misma energía del viento se condensa y da paso a la manifestación del agua que en sí misma provoca el surgimiento de la vida, generando organismos y criaturas que conviven en este nuevo ambiente. Éstas se consolidan gracias a la participación activa del elemento tierra como fundamento de este mundo que se ha creado. Surge así Gaia, como el personaje central de esta aventura llamada vida, que es también un organismo generador de vida. De ella nacen dos gemelos cósmicos que dan origen al tiempo, quien tiene efectos directos sobre ella misma. Su participación impermanente le da sentido a los momentos en que se desarrolla Gaia, como el día o la noche, o las estaciones. No existe un estado ideal para Gaia. Todo es parte de ella misma y cada estímulo tiene como resultado un momento o evolución que es parte de su propia existencia. Los gemelos cósmicos rompen el equilibrio alcanzado para pasar de un momento de generación de vida a las sombras. No puede existir vida sin la muerte que no necesariamente es el fin, tal vez sea solo una transición. Todo termina como empieza, pues no hay propiamente un final ni un principio, se trata sólo de evolución.