El Ballet Independiente surgió en 1966 con el firme propósito de romper con la solemnidad que dominaba la danza mexicana y gracias a la inquietud de Raúl Flores Canelo. Desde el principio se caracterizó por la frescura, la irreverencia y sus coreografías críticas, que distinguieron a la compañía durante su primera etapa. Al morir Flores Canelo (1992) heredó al ensamble 30 coreografías y su espíritu lúdico, de búsqueda y de crítica.
Sus interpretaciones giran en torno al México dolorido, alegre, sarcástico y burlón. Están marcadas por aspectos antagónicos como la vida y la muerte, lo dulce y lo amargo, lo temporal y lo permanente del amor, del odio o del placer. En resumen, reflejan al hombre de aquí y de todos lados.