En un pueblo llamado Nuremberg, vivía un comerciante que tenía dos hijos (Fritz y Clara). En la celebración de Navidad, llegó el padrino de la niña, quien le traía un Cascanueces en forma de muñeco. Cuando la familia dormía, Clara sintió el deseo de ver su preciado objeto, bajó de puntillas y llegó a la sala en la cual se encontraba el muñeco. De repente todo comenzó a cambiar, el árbol fue creciendo y el Cascanueces se convirtió en un niño que la invitó a acompañarlo en un viaje por el Valle de las Nieves y el Reino de los Dulces.