
La mítica, el arte caligráfico y otros aspectos distintivos de Japón se conjugan creando un espacio lleno de abstracción y riqueza visual en el que se desarrolla la lucha cósmica que es liberada en su proceso creativo.
Trata de una MIKO, joven al servicio del Budismo y el cuidado de sus templos que, a través del Shodo (el arte de escribir ideogramas), confronta a las fuerzas elementales del universo, a dioses de la mitología japonesa y debilidades de la naturaleza humana que persiguen su liberación y trascendencia.