Cuatro intérpretes improvisan solos en el escenario utilizando ocho diferentes vestuarios con la finalidad de retarlos y confrontarlos al instante, ya que no ensayan con ellos, tal vez ni los conocen.
El diseño plástico se convierte, frente a los ojos del espectador, en movimiento, sonoridad y luz, en el que se descubren los desafíos interpretativos que genera la interacción y retroalimentación del vestuario con programación lumínica y de video junto con música en vivo.