Don Quijote ha permanecido vivo hasta nuestros días y, en esta obra llena de humor y lucidez, se ve envuelto en una vorágine de historias en las que irá tras su enemigo, el hechicero Frestón. Quijote, vencedor de sí mismo, por medio del teatro de objetos y un virtuoso desempeño actoral, presenta una aventura audaz y conmovedora, en la que la audiencia es parte esencial de la obra. El famoso hidalgo, ejemplo de una humanidad que va más allá de sí misma, inspira valor a los espectadores, para llevarlos a redescubrir sus más desafiantes anhelos.