Quemar los campos

Fechas: 

Del 19 al 29 ene

Horarios: 
jue y vie 20 h, sáb 19 h y dom 18 h
Costo(s): 
$196.00

Con textos de Roberto Juarroz, Giorgio Agamben, Sergio González, Rita Laura Segato, Sherko Bikas, Mariana Berlanga Gayón, Ileana Diéguez, Selva Almada y las mujeres zapatistas, la propuesta formada de piezas documentales intenta generar una reflexión en torno a los feminicidios del país, tomando como referencia el caso de Diana Velázquez Florencio (que en 2017 fue reportada como desaparecida y días después fue allá sin vida en la morgue).

El escenario se transforma en un jardín en el cual se comenzarán a nombrar a las víctimas y a sus madres como un acto simbólico y representativo de las acciones tomadas por distintos colectivos feministas.

QUEMAR LOS CAMPOS, ESPACIO PARA EL DUELO COLECTIVO, LA ESCUCHA Y EL ACOMPAÑAMIENTO

La intensa reflexión acerca de los feminicidios en México se escenificará del 19 al 29 de enero, con funciones de jueves a domingo, bajo la dirección de Bruno Ruiz

Quemar los campos (2019), texto de Ingrid Bravo y dirección de escena de Bruno Ruiz, se presentará del 19 al 29 de enero para iniciar las actividades del 2023 en el Foro A Poco No, recinto de la Dirección del Sistema de Teatros de la Secretaría de Cultura de la Ciudad de México.

Pieza de teatro documental que intenta generar una reflexión en torno al feminicidio, Quemar los campos (Instrucciones para construir un jardín) toma como punto de partida el caso de Diana Velázquez Florencio, de 24 años de edad, vendedora de dulces, quien fue violada y asfixiada el 2 de julio de 2017 en Chimalhuacán, Estado de México.

La dramaturga dio forma a la obra a partir de textos de Roberto Juarroz, Giorgio Agamben, Sergio González, Rita Laura Segato, Sherko Bikas, Mariana Berlanga Gayón, Ileana Diéguez, Selva Almada y múltiples mujeres zapatistas.

Se articula una metáfora eje: “Así como las madres de víctimas de feminicidio han tomado los lugares públicos para buscar justicia ante un Estado indolente, la compañía de teatro ha apostado por lo imposible: tratar de hacer de un teatro un jardín. Imposible, no porque no pueda hacerse, sino porque se hace a pesar de todo”.

En ese sentido –dicen las y los integrantes del grupo– Quemar los campos intenta replicar la potencia política de los actos simbólicos con el objetivo de disponer un tiempo y un espacio para el duelo colectivo, la escucha y el acompañamiento.

Ingrid Bravo, actriz, dramaturga e integrante del Laboratorio Teatro Desde la Grieta, recuerda que en 1993 se documentó el primer feminicidio de una ola que se extiende hasta nuestros días. Las imágenes que dan cuenta de tales crímenes han tomado una relevancia descomunal, afirma, y se cuestiona: ¿qué puede hacer el teatro ante esto?, ¿qué tipo de imágenes hay que construir ahora?, ¿cómo acercarnos al dolor sin espectaculizar e instrumentalizar?, ¿es posible construir un dispositivo escénico que no cuente un relato de muerte, sino de vida?, ¿cómo hacer del teatro un espacio para la justicia?

La dramaturga explica que “hemos recogido estas preguntas y diseñado un contra-dispositivo de participación (que busca contrarrestar o hacer frente a aquellos que vulneran el cuerpo de las mujeres), todo ello a partir de tres ejes: el performativo, que renuncia a la representación como único nivel ficcional. Aquí, las actrices (operadoras) no representan ningún papel, son ellas mismas quienes cuentan sus experiencias y realizan acciones para la transformación del espacio teatral en un jardín.

El segundo, de implicación, coloca a las espectadoras / participantes en el centro mismo de la acción. A partir de un instructivo y de la guía de las operadoras, se construye en colectivo el jardín, y, el eje testimonial, que pone en escena las voces y los rostros de Lidia y Laura, madre y hermana de Diana Velázquez Florencio. Se teje una red de afecto en torno a su imagen y se da constancia de la lucha de ambas mujeres en la búsqueda de justicia.

Para hilar la reflexión, el grupo toma como referencia el concepto de “campo”, acuñado por filósofo italiano Giorgio Agamben, quien lo define como “el lugar donde la ley se suspende y la excepción se vuelve regla”.

Entonces –reitera la dramaturga mexicana– en nuestro país el cuerpo de las mujeres se ha vuelto campo de sí mismo, un lugar que produce muerte, en el que la vida se queda desnuda porque no hay nada que la proteja, en el que la ley se suspende y la excepción se vuelve regla: un campo de excepción.

Y recuerda: Según las cifras del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP) son asesinadas alrededor de 10 mujeres al día. Y pregunta: ¿podríamos decir que México es un campo de excepción?, ¿cómo podemos revertirlo?, ¿cómo podemos volver a fertilizar esta tierra?

En la propuesta participan las actrices y performers Ingrid Bravo y Daniela Bustamante (Dulce Mariel alterna en las funciones), así como la cantante Shadé Ríos y la guitarrista Mónica Bajonero. El diseño de espacio escénica es de María María y Bruno Ruiz , así como la identidad gráfica es una colaboración de Matryoshka.