La historia bien podría ser el lento tejido de un réquiem que se queda arropando el corazón de una nueva generación.
La herencia como un cobijo que protege de la neblina del futuro. El montaje es un breve relato de amor, herencia y memoria. Un canto suave que fortalece el presente, consuela la memoria y acaricia el desasosiego.
El director del célebre montaje de la tetralogía La Sangre de las promesas, Hugo Arrevillaga regresa a los escenarios de Teatros Ciudad de México con esta íntima puesta en escena.