Es la noche del 21 de diciembre de 1930 abordo del vagón Pullman Car Hiawatha que va, a toda velocidad, de Nueva York a Chicago. En este viaje, distintas historias sirven para hallar la reconciliación con los detalles que regala la vida, sucesos que son un pretexto para que el teatro termine por demostrar su capacidad de contener la vida y la muerte.
Echado a andar el viaje, la travesía cambia de rumbo: nos vamos al exterior del tren; lugares y personajes despliegan la posición geográfica, meteorológica, astronómica y teológica de este vagón.
Finalmente un encuentro cotidiano entre personas ordinarias se ha vuelto la posibilidad de crear una experiencia universal. El mundo cabe en una maleta y en el escenario cabe el universo entero.