Primero, sucede una charla informativa y de sensible acercamiento sobre el tema, seguida de la parte medular: un monólogo, en el que se representan las vicisitudes de dos adolescentes, que viven inmersos en el universo de las adicciones.
Los espectadores logran compenetrarse en la anécdota, identificándose con algunos episodios de la obra, los cuales transitan desde lo más cotidiano, tratados con sentido del humor, hasta el trágico desenlace. Sin embargo, la obra concluye con un decidido mensaje de esperanza, para aquél que sinceramente desea salir del infierno de la adicción y alertando a aquellos que están en situación vulnerable y de riesgo.
Y por último, se abre la comunicación al público presente para reflexionar juntos, compartir e intercambiar opiniones y experiencias que se hayan contactado al presenciar la ficción y el testimonio en el teatro.