Lumi es un ser alado y de bombín, pero invisible. Tierno, luminoso y travieso, mueve los hilos de cuatro personajes que aparecen en escena. Los despierta, hace que toquen el piano de manera virtuosa, que vuelen, bailen en sueños y ordenen el mundo.
Su hogar es una azotea que tiene por techo el cielo, en el que puede verse la luna, una estrella, los planetas, el amanecer, un día brillante o brumoso, las nubes aborregadas, el bello atardecer y una noche.
En ese espacio, un tanto derruido, los personajes duermen, lo mismo sobre un colchón que sobre el piano, en una silla de ruedas o colgados del tendedero.