Ella es una mujer normal, una empleada más de alguna de las tantas empresas de la ciudad con los mismos problemas que cualquier persona. Pasa los días intentando soportar los delirios de su madre, las demandas de su pareja, las vicisitudes de su trabajo, recordando a su padre muerto. Ella habla. Lo hace a sí misma, quizás, a los otros, tal vez, pero lo importante es que cuando habla crea el mundo.