La propuesta plantea una mirada, a través de la danza contemporánea y la teatralidad, sobre las relaciones íntimas en las cuales prevalece un profundo sentido de insatisfacción, soledad y desencanto.
Un retrato de la felicidad hostil.
Fetiche se centra en el comportamiento humano en torno a las relaciones íntimas y sociales habituadas en la contemporaneidad global, en la que prevalece un profundo sentido de sufrimiento, soledad y aflicción, fehacientes manifestaciones de una felicidad hostil, todo representado en un suceso escénico creado a partir de la crítica del sociólogo Zygmunt Bauman en Tiempos líquidos y Vida de consumo.
El Teatro Benito Juárez ofrece la puesta, autoría y dirección de Luis Ortega, que, mediante la adaptación al teatro físico, ha desarrollado un proceso de investigación/creación, que vincula el cuerpo como elemento de interpretación y representación, en el cual, a partir de la danza contemporánea y la convención espacial, ha procurado sustituir la textualidad de las palabras, para resaltar la idea de que el cuerpo en movimiento es un elemento de investigación artística capaz de generar una experiencia dramática por sí mismo, un medio de expresión escénica, autónoma y ecléctica.
El tiempo-ritmo son otra variable considerada a partir del cuerpo en el suceso escénico, en el cual las acciones físicas siempre están ligadas entre el movimiento, lo gestual, el pensamiento, la emoción, el sentimiento y las ideas temporales, que influyen en los deseos y anhelos de los personajes.
La propuesta está planteada a partir de un diseño de iluminación, escenografía y vestuario a partir del no color, que toma de inspiración la obra plástica del pintor Edward Hopper, quien expone en sus pinturas cierta geometrización de la escena que contribuye a crear atmósferas tristes y frías, sobrecogedoras y de gran soledad y melancolía.